Mikel Andueza
Todo aquel que conozca la trayectoria artística y profesional de Mikel Andueza sabe bien que en él nos encontramos a un músico de los de verdad. La amplitud de su visión, su talento para imaginar territorios musicales personales y la notable destreza como saxofonista son rasgos acusados de su personalidad, pero no los únicos: Mikel es también un educador esencial con muchos jóvenes talentos a sus espaldas y, en el trato, un tío cercano y cordial.
Cada 5 segundos,- cuarto disco a su nombre- contiene ocho composiciones originales y un arreglo, también propio, de la melodía tradicional Axuri Beltza. En estos tiempos en que a veces uno tiene la sensación de que el interés por crear buenas melodías se halla un tanto aparcado en el jazz por la obsesión por construir entramados armónicos complejos e incluso rebuscados, no deja de ser reconfortante toparte con tipos como Mikel, que saben dar forma a melodías de gran belleza y conciben la composición como un verdadero todo el que los diferentes elementos, melódico, armónico y rítmico, van de la mano integrados en una idea global. Es probablemente por eso por lo que al escucharlos, los temas de Mikel Andueza ofrecen esa singular sensación de unidad, de historia completa bien desarrollada, donde lo escrito y los solos improvisados persiguen un mismo objetivo: dar forma a una idea, a un aroma, a una historia. Y te puedo asegurar que no hay muchos tíos ahí afuera capaces de conseguir algo así.
Una más de sus cualidades: la de elegir colaboradores con verdadero buen ojo. Me imagino lo estimulante y grato que tiene que ser meterse en un estudio con gente como Iñaki Salvador, Dani Pérez, Chris Kase,Gonzalo Tejada y Gonzalo del Val, todos ellos verdaderos maestros con una trayectoria de quitarse el sombrero. Es difícil que un grupo pueda funcionar sin una buena empatía entre sus integrantes, y es más que significativo la manera en que estos formidables músicos son capaces de aportar todo lo que llevan dentro sin perder ni por un minuto de vista el sentido colectivo y el respeto por las composiciones y las ideas de Mikel. Un proceso, a menudo, muy enriquecedor para la propia música, que gana siempre con la presencia de artistas talentosos que saben lo que hacen. Sin ellos, estoy seguro, este disco sería diferente.