Skytrain

 

La grabación de un álbum en el que participa un músico como Dave Liebman es siempre motivo de mi interés. Si además es ideada por colegas y amigos (tal el caso de Mariano y Joaquín), el interés es doble. Las razones son diversas, pero principalmente, cuando uno conoce a los protagonistas de esta música, enseguida aparece la curiosidad de cómo va a funcionar esta unión.

Hace algunos años, en el transcurso de un seminario, le pregunté a Pat Metheny cómo había vivido la experiencia de tocar por primera vez con un músico tan desafiante y complejo como Jack DeJohnette y Pat me contestó que ante una situación así, uno tiene la responsabilidad de analizar y conocer a ese músico. Agrego yo que a fin de cuentas, este invitado es, además, un agasajado, alguien a quien hay que hacer sentir a gusto y de quien se espera que devuelva esa hospitalidad sacando lo mejor de sí mismo, musicalmente hablando.

El repertorio, entonces, es determinante. En Skytrain, este está formado íntegramente por composiciones originales. Podría dividirse en tres grupos estilísticos, y en todos ellos Liebman se maneja con igual soltura. Por un lado, lo que podríamos llamar una temática post-bop, piezas como “Energy Thieves”. Por otro, los temas que se acercan más al rock y el funk, como “Skytrain” y finalmente, composiciones más sombrías, como “Gris”, que recuerdan sus colaboraciones con Richie Beirach.

Tuve la suerte de estar en la sesión en la que se grabaron estos temas. Tuvo un clima muy intenso. En los breaks, y pizza mediante, se habló mucho de música y de músicos. Viene a mi memoria un elogio que Dave hizo del gran pianista George Cables y un recordatorio de uno de los mejores álbumes que grabara con Elvin Jones, el poco conocido “Earth Jones”, con Kenny Kirkland al piano. En el momento de grabar fue todo energía y entrega, y eso se escucha a cada momento.

Hubo luego una segunda sesión en la que Perico Sambeat ocupó el lugar del saxo y Mario Rossy reemplazó a Javier Colina en el contrabajo (en ambas estuvo Guillermo McGill en la batería). La línea estilística del álbum siguió intacta y el resultado fue igualmente magnifico. Esto es fácil de explicar: además del valor individual de los músicos estamos en presencia de un grupo de “viejos conocidos” con códigos en común, habituados a compartir infinidad de proyectos musicales.

El resultado es un álbum de enorme calidad, frescura, y originalidad, que seguramente será del agrado de los oyentes.

Guillermo Bazzola. Madrid, 21 de octubre de 2013