El jazz es diálogo y un constante intercambio de sentimientos
- Egunkaria: Gara
- Argitaratze data: 2024-11-19
Alberto Arteta es un joven músico, 30 años, fascinado por el saxo tenor. Desde Gares propone un encuentro dúctil y relajado a través de nueve composiciones propias y una versión. Al bloque lo ha llamado «The legacy», de libre interpretación. Como su música, reposada, seductora y cadenciosa. Flujo de jazz que se podrá escuchar este jueves en Bilbo.
Pablo Cabeza
«Bat» fue la primera apuesta discográfica de este músico nacido en Gares y residente en la pequeña localidad navarra a pesar del flujo de los músicos de jazz hacia las grandes ciudades. Con “The legacy” (Errabal Jazz), Alberto Arteta se acompaña de Luis Giménez a la guitarra, Satxa Soriazu al piano, Kike Arza al bajo y Juanma Urriza a la batería, quinteto que este jueves presenta disco y repertorio en la Bilbaina Jazz Club de Bilbo a las 20.30, 12 euros. Dada la calidad de los dos discos grabados por Arteta, un creador de finas y absorbentes melodías tras la lengüeta, y la banda que lleva, solo cabe esperar un concierto intenso y envolvente
Alberto Arteta nace en Gares hace treinta años. Siempre ha vivido en el pueblo, salvo una etapa de aprendizaje superior realizado en el Conservatorium van Amsterdam, donde alcanza máximas notas, como en él es habitual. «Me gusta la tranquilidad que se tiene viviendo en un pueblo pequeño, y personalmente esa calma me ayuda a estudiar, componer…», observa.
«La música es algo que siempre me ha apasionado. Para mí – precisa– ha sido un juego desde el principio, desde que empecé a tomar clases en la escuela de al lado de mi casa cuando tenía seis años. Poco a poco fui creciendo y los estudios musicales me exigían cada vez más tiempo, pero para mí seguía siendo un juego, hasta que me di cuenta que ya vivía de la música. Sin proponerme nada, ni darme casi cuenta, lo que había sido un entretenimiento que me apasionaba, se había convertido en mi profesión. Conciertos, viajes con diferentes bandas, llevar mi música a diferentes escenarios y compartirla con otros músicos llegó de forma natural, sin pretensiones. Creo que es una forma muy sana de dedicarse a algo». Y más saludable si se tiene la fortuna de no tener que soportar el agobio de una gran ciudad. De hecho, y al menos por ahora, Arteta se mantiene firme en su fortín de Gares, con no más de 3.000 habitantes. «Gares es un pueblo que tradicionalmente ha estado siempre muy ligado a la música. Desde pequeño he visto bandas, charangas, corales, y muchísimas agrupaciones formadas por músicos locales. Aunque es un pueblo pequeño su escuela de música aúna a alumnos de todo Valdizarbe (unas 6.000 personas), y ayuda a nutrir las calles de las diferentes localidades de bandas y charangas», explica.
Respecto al hecho de volcarse con la música tan chico y con tantas ganas, Arteta no recuerda bien el por qué de su afición, pero cree que la decisión de estudiar música fue suya, de forma natural: «Mi hermano mayor tocaba el piano y siempre ha habido instrumentos en casa. Por la razón que sea, m he sentido atraído por todo lo referente a la música. En el Conservatorio Profesional de Música de Navarra (antiguamente Conservatorio Pablo Sarasate) entré con 12 años, en el año 1997, y seis años después, con 18, ingresé en el Conservatorio Superior, donde me metí de lleno en el jazz».
Arteta no se interesa por una guitarra, siempre más popular y a mano. «Recuerdo perfectamente el día en el que decidí tocar el saxofón. Tenía siete años, y a pesar de estudiar ya en la escuela de música de mi pueblo, todavía no tocaba ningún instrumento. Los alumnos/as de cursos superiores tocaban en las audiciones de fin de curso, y había un chico de la edad de mi hermano, Javier que es tres años mayor que yo, que tocaba el saxo alto como los ángeles. Lo vi claro en ese mismo momento, fue algo instintivo. La decisión estaba tomada», sentencia.
De alto a tenor
Pero del saxo alto se pasa al tenor, de sonoridad más serena, de tonos medios cálidos y mecedores, como un abrazo al oído. «Como la gran mayoría de saxofonistas, empecé tocando el saxo alto, y lo toqué de continuo hasta los 19 años. Ya entonces estudiaba superior de jazz en el Conservatorio Superior de Navarra [donde ahora es profesor], y tocaba en varios quintetos de jazz con otros músicos con los que he crecido codo con codo (Gorka Gaztanbide, Ion Celestino…). Un día me di cuenta que todos los discos que escuchaba eran de saxos tenores, una vez más, el cambio del alto al tenor vino de forma natural. Desde que cambié no me ha separado de él».
En «Zuri beltz» el saxo entabla uno de los dúos con la guitarra de Luis Giménez, también residente en Gares. «Luis se ha asentado en el pueblo y vive con su mujer Terela, que también es una buenísima cantante de jazz, con la que estudié codo con codo en el Conservatorio Superior. Creo que a pesar de ser un pueblo tan pequeño, tiene el honor de tener el mayor porcentaje de músicos de jazz por habitante de Europa (3 de 3.000, que no está nada mal, je je je).
Proclama: «El jazz es comunicación, diálogo y un constante intercambio de sentimientos. Es importante que los músicos se entiendan, tanto a nivel personal como musical, y eso sólo se consigue a base de conciertos, viajes, ensayos, y sobre todo, tocando juntos lo máximo posible. El entendimiento musical es primordial para conseguir una música profunda y sincera».
De “The legacy” es complicado destacar cortes. El nivel es muy alto y las canciones se suceden entre el interés y el mérito creativo. Por placenteramente turbadora se pueden destacar los diez minutos de “P.C jauna”, bien acolchada, pero con ligeros puntos de desgarro a cargo del saxo tenor. «’P.C jauna’ es un tema dedicado a un buen músico y amigo, Patxi Castellano, el cual nos dejó repentinamente hace poco y al que recordamos. El nombre también referencia al tema de John Coltrane ‘Mr PC’, dedicado al gran contrabajista Paul Chambers, aunque, como se darán cuenta los oyentes que escuchen el corte, la música no tiene mucho que ver. Es una de las composiciones más sencillas del disco, un tema cíclico, una historia que nace desde la más absoluta calma y que desemboca en un final trágico y desgarrador. Por lo menos, esa era la idea», recuerda.
“The legacy”, canción, es destacable por su cruce de ambientes tan dispares como coherentes: «Es también un tema largo, con diferentes melodías, interludios, solos sobre diferentes estructuras….Una especie de suite, donde cada melodía suena diferente y cada solo desemboca en un lugar distinto».
Arteta toma el rol de solista, le corresponde, pero suena a grupo: «No quería hacer un disco de solista, las melodías y solos se han repartido única y exclusivamente en función de lo que la música requería. Soy un enamorado del saxofón, pero me gusta muchísimo más la música, con lo cual, si para aportar algo tengo que sacarme el saxo de la boca y callarme, lo hago sin problemas», sella.
HISTORIA
«‘1512’’ hace ‘referencia a la invasión y conquista de Navarra por parte de los castellano-aragoneses, dirigidos por Fernando el Católico, en 1512. Es un homenaje al Reino de Navarra, y al pueblo navarro como tal».
ROLES
«Me encantan las voces en el jazz, no paro de escuchar discos de cantantes, pero este quinteto está pensado para tocar música instrumental, el rol de ‘cantante’ lo llevamos Luis con la guitarra y yo con el saxo. Es una simple cuestión de estilo y de buscar una sonoridad concreta».
DESDE CASA
«Generalmente compongo en casa, que es donde tengo el piano, con el saxofón, papel y lápiz. No necesito nada más, aunque una vez la música está terminada la paso a ordenador para escribir bien las partes de cada instrumento».
UN CAMBIO
«El único cambio que ha habido ha sido Jorge Abadías, el guitarrista que tocó en el primer disco, ‘Bat’. Se ha ido a vivir a Barcelona, así que ha entrado Luis Giménez, un magnífico guitarrista que después de pasar por Boston, y Madrid, se ha asentado en Navarra».